jueves, 26 de marzo de 2009

LA ABEJA BELLA


Aquella colmena estaba en un lugar seguro y estratégico a la vez. Situada en la hendidura un barranco casi vertical, a más de cincuenta metros del suelo, orientado hacia el sur, en un pequeño recodo del río, estaba resguardada de vientos, lluvias y depredadores. Los alrededores eran una dehesa con multitud de encinas y plantas aromáticas.

En la colmena, la vida transcurría de forma segura pero era un hervidero de trabajo. Las obreras transportaban polen y néctar de diversas flores que era necesario procesar y almacenar. Luego había que cuidar de la reina, transportar sus huevos a las celdas y alimentar a las larvas. Por último había que construir continuamente nuevos panales para sustituir a los que, por el uso se dañaban.
Un día nació una abeja obrera, una más del centenar diario, pero esta tenía algo de especial: había nacido sin alas. Las obreras la verla avisaron a la reina y le propusieron expulsarla de la colmena al considerarla un monstruo. Pero la reina desechó la idea, se acercaba el otoño y todas las manos eran pocas para prepararse para el crudo invierno. Y la asignó al departamento de construcción. Y allí Bella, que así se llamaba, se aplicó a su trabajo por la recompensa de una bolita de miel al día.
Pasaron los días y se acostumbró al duro trabajo procesando la cera que le traían y haciendo panales nuevos o reconstruyendo los antiguos.

Un día, reflexionando, se dio cuenta que la construcción de paneles, de celdas circulares y por una cara desperdiciaba mucho espacio entre celdas y no aprovechaba el espacio de la enorme oquedad de la colmena. Esto traía además poca protección frente a los insectos agresores y a variación de la temperatura que en aquel lugar era muy grande.

Y entonces se le ocurrió hacer celdas hexagonales, porque no dejaban espacio entre ellas con lo que ganaba espacio y evitaba huecos muertos donde pudiesen albergarse parásitos. Además hizo panales por ambas caras y los apiló en bandas separadas por espacios sujetos por columnas de cera dura. De esa forma aprovechó mejor el espacio y consiguió una temperatura muy estable en la colmena. Sus compañeras al ver la obra se pusieron a imitarla. El resultado fue pasar un invierno menos frío y con mas alimento almacenado por lo que la colmena en la siguiente primavera creció tanto que nacieron nuevas reinas que en sendos enjambres salieron en busca de nuevos lugares para vivir.

Nunca volvió a nacer una abeja sin alas, pero cuando nace una “especial” todas las demás la cuidan y quieren porque sabe que algo muy importante y diferente aportará a la comunidad.
Bueno pues ahora sabéis el porqué de los panales con celdas hexagonales.

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