martes, 9 de junio de 2009

EL MITO DE ARES, DIOS DE LA GUERRA


Ares era hijo de Zeus y Hera, por tanto dios e inmortal, y pronto se proclamó como dios de la guerra.
A pesar de ser inmortal sí que sentía dolor, (sus gritos podían oírse desde el más alejado de los confines), y cuando se encontraba herido siempre buscaba el poder sanador de su padre, el gran Zeus. Sin embargo, éste lo despreciaba por su fanfarronería violenta y su sed de sangre.
Entre sus luchas a muerte, (en las que siempre se presentaba con su coraza, su escudo, su lanza, su espada y su casco), podemos citar la que concluyó con la muerte de Halirrotio, hijo de Poseidón, el cual había osado violar a Alcipe, hija de Ares, a manos de éste. Tras esta muerte se produjo el primer juicio de la historia por asesinato en el que Ares salió absuelto.
Compañeros de aventuras de Ares fueron su hermana Eris, (también conocida como Éride, la Discordia), y sus vástagos Fobos y Deimos, (Terror y Temor, hijos nacidos de la diosa Afrodita). También Enio, la conocida como “Destructora de ciudades”, solía acompañarlo. Padre de las Amazonas, su residencia estaba establecida en Tracia.

Curiosa es la leyenda que cuenta que cierto día dos gigantes, que por cierto eran gemelos, llamados Oto y Efialtes, pretendieron hacerse con el control del Monte Olimpo y como primer paso, secuestraron a Ares y lo introdujeron encadenado en una vasija de bronce impidiéndole salir de ella durante trece largos meses. Para conseguir su liberación, la diosa Artemisa prometió yacer junto a Oto, pero entonces Efialtes se enfadó preso de la envidia y se enfrentó a su hermano. Aprovechando el momento de confusión, Artemisa se convirtió en cierva para escapar y pasó entre los dos… Los hermanos le lanzaron sus lanzas afiladas para cazarla y terminaron matándose el uno al otro.
En otra ocasión, mientras Ares copulaba con Afrodita, (con quien engendró también a Eros), el dios de la guerra encomendó al inexperto Alectrión la guarda y custodia de la puerta para que nada ni nadie entrase, pero he aquí que éste se durmió en la guardia y Helios, el dios Sol, se coló en la estancia. Desde entonces, Alectrión, al que Ares convirtió en gallo, canta cada mañana cuando el sol aparece por el horizonte.
Ares, dios Olímpico, no es recordado precisamente por sus hazañas, como se puede ver, sino más bien por su ansia eternamente insatisfecha de violencia y muerte y por lo mal parado, herido y humillado que solía terminar en las trifulcas en las que se metía.

MEDUSA Y SUS HERMANAS LAS GORGONAS


Medusa, la única gorgona mortal de las tres que existían, era una hermosa muchacha hasta que el arrogante Poseidón osó poseerla en el sagrado templo de Atenea. Esta profanación provocó la ira de la diosa guerrera, la cual castigó a Medusa convirtiéndola en un ser horrible de cabello de serpientes, al igual que lo eran sus hermanas mayores…

Las tres Gorgonas, llamadas Esteno, Euríale y Medusa, eran hijas de Forcis y Ceto, dos de las distintas divinidades del mar, que además eran hermanos. La apariencia de estas tres criaturas provocaba miedo y espanto pues no sólo tenían serpientes en vez de cabellos, sino que también tenían su cuerpo cubierto de escamas de dragón, colmillos de jabalí en sus bocas, manos de bronce y alas de oro, las cuales pesaban tanto que con ellas no podían volar. Aunque lo peor de todo, lo más temible, era que si las miraban directamente a los ojos te convertías en piedra.
Medusa, diferente a sus hermanas al nacer y la más joven de ellas, terminó convirtiéndose también en una criatura monstruosa pero no adquirió la inmortalidad. Así terminó muriendo decapitada a manos de Perseo, héroe mortal hijo de la bella Danae y nieto del Rey de Acrisio, no sin que antes naciera de la sangre de su cuello Pegaso, el caballo alado, y el gigante Criasor.
Perseo, una vez cumplida su misión, entregó la cabeza de Medusa a Atenea, la cual la incorporó a su escudo de batalla, conocido como Égida. Ahora bien, la sangre de Medusa, sin embargo, si que podía resucitar a los muertos.

Hablemos ahora de las otras hermanas Gorgonas, Esteno y Euríale. Esteno, que era considerada la más agresiva de las tres Gorgonas, poseía una extraordinaria fuerza psíquica y física con la que fácilmente manipulaba a aquellos que se acercaban. Por su parte, Euríale, la mayor de las tres, tenía el don de la sanación en su sangre. Ahora bien, su torrente sanguíneo sólo curaba cuando brotaba de su lado derecho; si lo hacía del izquierdo se convertía en el más letal y rápido de los venenos.
Las Gorgonas a su vez eran hermanas de las Greas, seres espantosos que ya parecían viejas desde el momento de su nacimiento.

PEGASO, EL CABALLO ALADO.


Pegaso era un caballo blanco con alas, nacido del encuentro entre Poseidón, el Dios Griego del mar y de los caballos, y Medusa, una de las Tres Gorgonas.
Cuando Perseo, mitad dios por tener a Zeus como padre, acabó con su vida tras una lucha cruenta, Pegaso nació del cuello de la Gorgona, al igual que su hermano, el gigante Crisaor, y al salir batiendo sus alas se elevó, momento en que aprovechó Perseo y subiéndose a él, escapó de las otras dos Gorgonas. Así nació Pegaso.
Su nombre, Pegaso, o Pegasus, proviene de Pagé que significa en griego “manantial”. Este fabuloso caballo, indomable, que volaba moviendo las patas como si corriera sobre el mismo aire, poseía el poder de hacer surgir agua allí donde pisase y poseía, además, un carácter indomable que lo convirtió en reto para aquellos que ansiaban tenerlo bajo su mando. Como, por ejemplo, Belerofonte.
Belerofonte, héroe griego hijo del Rey Glauco de Corinto, vivía obsesionado con capturar a Pegaso hasta que una noche Atenea, diosa de la razón, regaló una solución al ansioso héroe para capturar al rebelde caballo alado: una brida de oro que le permitiría domarlo. Y funcionó, convirtiéndose así Pegaso en el compañero de las hazañas mitologicas que más tarde llegarían.
Ahora bien, un día Belerofonte quiso más, quiso convertirse en dios y llegar montado sobre el corcel hasta el mismo monte Olimpo. Zeus ante tal osadía mandó a un pequeño insecto a que picara a Pegaso, (otros cuentan que fue un rayo lo que le envió). Este, al sentir la punzada, se revolvió de tal manera que el pretencioso héroe corintio cayó al suelo quedando lisiado de por vida. Así Pegaso consiguió escapar de él y alejarse batiendo sus alas.
Por fin Pegaso volvía a volar en libertad. Pero cierto día ocurrió que en el monte de nombre Helicón se celebraba un concurso de preciosas voces. Tan bellas eran que el monte se fue elevando hacia el cielo sin control ninguno. Ante esto Poseidón mandó a Pegaso a dar un coz a la montaña para parar su exorbitado crecimiento, orden que fue cumplida. Ahora bien, donde Pegaso golpeó nació una fuente, la Fuente Hipocrene, fuente consagrada a la inspiración que proporcionan las Musas.Además, Zeus lo nombró portador del rayo y del trueno, símbolos máximos de su poder, y el encargado de conducir el carro de Aurora, que con su paso anuncia día, antes del amanecer, la llegada de su hermano Helios, que no es otro que el Sol. Con el paso del tiempo, Zeus lo convirtió en una constelación formada por cuatro magníficas estrellas brillantes en forma de cuadrilátero.
NOTA.- Dice la Leyenda que "Allá donde pisaba Pegaso, el agua brotaba mágicamente de su huella…"