sábado, 4 de abril de 2009

LAS MOIRAS, DUEÑAS DEL DESTINO


Siempre que nacía un niño o una niña, las Moiras estaban presentes para asignarle su cuota de vida, de felicidad y de tristeza. Su destino quedaba fijado desde aquel momento, y difícilmente podría escapar a él.

Según la mayor parte de los autores, las Moiras (llamadas Parcas por los romanos) sumaban tres, y eran hijas de Érebo y la Noche. Se las conocía con los nombres de Cloto, Láquesis y Átropo. La primera hilaba el hilo de la vida, que era medido por la segunda y cortado por la tercera, acto con el cual la existencia del sujeto llegaba a su fin. Se las representaba habitualmente vestidas de blanco, viejas y solemnes, acompañadas por sus instrumentos: el huso, la vara de medir y las tijeras.
Las Moiras eran a la vez diosas de la vida y de la muerte. Al conocer el destino de los hombres conocían su futuro, por lo que se les atribuía también la capacidad de hacer profecías, al igual que al dios Apolo.
Además de establecer el destino de cada cual, se encargaban de que se cumpliese. Y en esto resultaban implacables. Cuando un asesinato no previsto truncaba el plan divino, enviaban a las temibles Erinias a castigar al agresor, y en algunas ocasiones podían llegar a restituir la vida al difunto. Un caso especial fue el de Admetos, a quien Apolo consiguió que le concediesen el privilegio de ser librado de la muerte una vez llegara su hora (siempre que algún voluntario ocupase su puesto). Algunos dicen que el dios obtuvo este favor de las Moiras tras emborracharlas.
Aunque, en principio, lo decretado por las Moiras era inflexible, Homero, sin embargo, consideraba que Zeus tenía potestad para salvar a alguien en el último momento si así lo deseaba, y que los hombres podían hasta cierto punto huir de sus designios, con tal de evitar determinadas situaciones. Después de todo, las Moiras no podían intervenir en la vida de los humanos de forma directa sino provocando causas intermedias.
No obstante, la idea generalizada consistía en que ni siquiera los dioses escapaban a las leyes del destino. Las Moiras también los acompañaban a ellos en su nacimiento, momento en el cual les asignaban una función y, a veces, incluso las tierras o países a los que estarían asociados como patronos. Hasta el mismo Zeus se encontraba sujeto a ellas, como él propio dios confesó a la Pitia (1) de Delfos (2) en un oráculo.
NOTAS
(1) PITIA o Pitonisa (Πυθια): nombre que se le fue dando a las mujeres que interpretaban las respuestas, es decir el Oráculo.
La Fócida o Focia es una antigua región del centro de Grecia atravesada por el gran macizo del monte Parnaso. En época de la Grecia clásica una parte de esta región, la que está situada al pie de dicho monte, tenía el topónimo de Pyto (o Pito), en griego Πυθω. Este lugar es el conocido como Delfos.
(2) DELFOS: es un entrañable pueblo de montaña en la falda del monte Parnasso. Merece la pena conocerlo. Es como una impresionante terraza de increíble panorámica, rodeada por una alfombra de olivos que llegan hasta el mar. Lugar de enorme importancia en la historia de Grecia. Residencia de la Diosa Hera y su serpiente Pitón, posteriormente, según la mitología, desterrada de este lugar por Apolo. Considerado el ombligo del mundo al coincidir las dos águilas que soltó Zeus desde los dos extremos del mundo. Por un lado famoso por su Oráculo y las profecías de las Pitonisas y por otro lado por sus juegos Panhelénicos. En recinto arqueológico visitaremos los Tesoros (templos o pabellones) de las Polis o ciudades de la antigüedad, donde se mostraban las mejores obras y artes de cada una de ellas. Destacan el de los Atenienses, los Corintios, el de Sifnos, Tebas, Siracusa, etc..
Conoceremos el Boulepterion, la Columna y la esfinge de Naxos, su teatro, su estadio y el famosísimo Templo de Apolo. Más abajo se puede visitar el recinto de Atenea Pronea y su famoso Tolos. De camino al museo veremos la Fuente de Castalia o de la Sabiduría. En el Museo de Delfos contemplaremos la esfinge de Naxos, los frontones del templo, los numerosos hallazgos, frisos y metopas encontrados, dos de las más bellas esculturas, como son las de Antinoo y la del Auriga de Delfos, y un largo etcétera de maravillas.
Otro consejo es que bajeis hasta el mar para comer y vayan hasta uno de los pueblos pesqueros más bellos de la zona, Galaxidi.

MITOLOGIA GRIEGA

Hola amigos. Nuevamente con vosotros para compartir parte de vuestro tiempo.


Los que me conoceis sabeis de mi pasión por la HISTORIA. Por tanto, de vez en cuando, os ofreceré pinceladas históricas. Para ello empezaré con la MITOLOGÍA GRIEGA.


Antes de ello, os recomendaré que si teneis la oportunidad hagais un viaje hasta Grecia. Yo tuve la fortuna de visitar ese país en el verano de 2002. De ese viaje ya os daré cuenta, vayamos por tanto con nuestro periplo cibérnetico por la Historia.

La mitología griega es el cuerpo de historias pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus DIOSES y HÉROES, la naturaleza del mundo y los orígenes y significado de sus propios CULTOS y prácticas rituales. Los investigadores modernos acudieron a los MITOS y los estudiaron en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas y políticas de la Antigua Grecia y, en general, sobre la antigua civilización griega, así como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos.

Dicho lo anterior, os hablaré en primer lugar de CLIO.
En la Mitología Griega, Clío (en griego Κλειώ Kleiô, de la raíz κλέω kleô, ‘alabar’ o ‘cantar’) es la Musa de la Historia y de la poesía heroica. Como todas las musas, es hija de Zeus y Mnemósine. Clío tuvo un hijo con Píero, rey de Macedonia, llamado Jacinto.

Algunas fuentes afirman que también fue madre de Himeneo. Se le suele representar como una muchacha coronada con laureles, llevando una trompeta en la mano derecha y un libro escrito por Tucídides en la izquierda. A estos atributos se une a veces el globo terráqueo sobre el que posa y el Tiempo aparece junto a él, para mostrar que la Historia abarca todos los lugares y todas las épocas. A veces sus estatuas llevan una guitarra en una mano y un plectro en la otra, pues también se le consideraba la inventora de la guitarra. En otras representaciones mucho más clásicas se representa a Clío llevando en su mano izquierda un rollo de papiro y a sus pies, una capsa o caja para guardar rollos.