viernes, 5 de febrero de 2010

EL MITO DE EDIPO

Cuentan que en la Antigua Grecia, concretamente en la ciudad de Tebas de la región de Beocia, reinaba Layo acompañado de su esposa Yocasta.

Como era tradicional en aquel tiempo y lugar, el rey Layo acudía habitualmente a consultar al Oráculo de Delfos y poder así decidir en base a lo que éste le predecía, a sus vaticinios sobre los que no cabía duda alguna.

Pero he aquí que cierto día en el que el monarca se encontraba ante el sabio Oráculo, éste le predijo que sería asesinado a manos de su propio hijo. Layo, terriblemente acongojado y asustado, regresó a junto a su esposa y planeó cómo actuaría cuando naciera su primer vástago.

Así, cuando Yocasta trajo al mundo al primogénito, el atemorizado y cobarde Rey mandó que ataran los pies al bebé y que lo abandonaran a su suerte a los pies del monte Citerón, esperando así que muriera, y con él, la amenaza de una muerte segura.

Pero el destino tenía otros planes…

Melibeo, un pastor de la zona que se dirigía hacia la ciudad de Corinto, encontró al desamparado recién nacido y, apiadándose de su situación, lo llevó consigo y finalmente lo dejó al cuidado de otro rey, el rey Pólibo, que junto a su consorte Mérope, cuidaron del hijo de Layo como si fuera suyo.

Y pasaron los años. Edipo, el bebé ya convertido en hombre, acudió al Oráculo de Delfos como era costumbre y recibió un vaticinio que lo dejó lleno de estupor y preocupación: mataría a su padre y se casaría con su madre.

Tras recuperar un poco la calma, decidió abandonar su tierra, su casa y su familia para huir de tan atroz destino. Y se marchó… eligiendo como nuevo hogar la ciudad de Tebas. Pero en el camino tuvo la mala suerte de ser atropellado por un carruaje cuando pasaba por un lugar estrecho. Tan pésimo era su humor y tanta rabia llevaba en su interior que, ensañándose con el conductor del carruaje, le dio muerte. Y dicho conductor no era otro que el rey Layo, su verdadero padre, aunque Edipo aún no lo sabía.

Tiempo después, (Edipo pensó que era mejor no llegar aún a la ciudad por si descubrían su crimen), cuando ya había vuelto a encomendar sus pasos hacia Tebas, encontró a las puertas de ésta a la temida Esfinge, la cual planteaba una adivinanza o enigma a todo aquel que pasara. El no dar la respuesta correcta suponía ser devorado por un monstruo mitológico.

La pregunta era: ¿Cual es el ser que camina sobre la tierra que lo hace primero a cuatro patas, después a dos y luego, cuando se vuelve débil utiliza tres patas?. La pronta respuesta de Edipo fue: “El hombre, que gatea de niño, camina sobre sus dos pies en la edad adulta y, cuando se vuelve anciano, usa un bastón“.

La Esfinge, llena de ira, se lanzó al vacío desde un acantilado, suicidándose.

Al fin Tebas había sido liberada. Y la recompensa a tan grande y heroica hazaña era la de casarse con Yocasta, la viuda del rey Layo, muerto en un camino. Y así se cumplió la profecía del oráculo de Delfos.

El ya rey Edipo y Yocasta llegan a tener cuatro hijos, los cuales fueron llamados Antígona, Eteocles, Polinices e Ismene.

Y no fueron malos años, pero un día una epidemia se cebó con la ciudad y Edipo acudió de nuevo al Oráculo para conocer el origen de tanta desgracia. La respuesta del mensajero de Apolo fue contundente: todo pasaría cuando fuera descubierto y desterrado el asesino del anterior rey.

Edipo, preocupado por su familia, consultó al prestigioso vidente Tiresias con la esperanza de acabar con la plaga que asolaba Tebas. Pero lo que descubrió lo dejó perplejo y horrorizado, descubrió que aquel a quién había dado muerte años atrás era Layo, que era su padre verdadero, y que efectivamente, y tal y como le habían predicho, había acabado casándose con su madre.

La verdad era demasiado despiadada…

Yocasta se suicidó al comprender que su marido era en realidad su hijo perdido y sus hijos Eteocles y Polinices lo maldijeron de por vida.

Sólo Antígona se queda con él hasta que muere de viejo. Viejo y ciego desde aquel fatídico día, pues al enterarse de la verdad, Edipo se quita los ojos con un broche del vestido de Yocasta.
(Momento que refleja la ilustración)

EL MITO DE MORFEO


Hoy os voy a hablar de Morfeo.

Posiblemente muchos sabréis que éste es el considerado el Dios del Sueño en la Mitología Griega.
Aunque conocido se le puede catalogar de categoría menor.


Era hijo de Hipnos, que personificaba el sueño en sí y de Nix, que era la Noche, y hermano de Tánatos, la muerte.

A nuestro protagonista se le encomendó como misión crear sueños para aquellos que dormían y que los que en ellos aparecieran tuvieran forma humana. De hecho Morfeo, o Morpheus, viene del griego Μορφεύς, palabra que proviene de la que significa “forma”.

Morfeo tenía la increíble habilidad de recorrer el mundo una y otra vez con sus alas fabricando fantasías para los humanos. Si alguien presentaba problemas para dejarse mecer en sus brazos, él sabía seducirlos y llevarlos consigo al mundo onírico. Y si hacía falta, podía adquirir la apariencia de algún familiar del insomne.


Mientras tanto, sus hermanos Fobetor y Fantaso, encargado uno de la aparición de animales y otro de los objetos que aparecían también en sueños, le ayudaban.



Se cuenta también que Morfeo fue hijo de Hipnos así como los “mil oniros“, con la particularidad de que estos “mil oniros” controlaban el soñar de los seres corrientes mientras que Morfeo y sus hermanos Fobetor, (Iquelo, el espíritu de oscuras alas que traía también las pesadillas), y Fantaso, ambos nacidos de la unión de Hipnos con Pasítea, o Aglaea, que era la más joven de Las Tres Gracias, (por ello surge la duda de si Morfeo era también fruto de la unión de Hipnos con esta Gracia)

Cuenta la mitología que cuando Ceice, rey de Traquis (ciudad situada al sur de Tesalia), y casado con Alcíone, hija de Eolo (Dios de los vientos), se ahogó, su esposa, desesperada por su tardanza, se enteró del trágico final por medio de un sueño, sueño transmitido por Morfeo. Entonces, Alcíone, desesperada de dolor, se lanzó al mar buscando morir con su amado…

Vemos así la importancia de Morfeo en los sueños de los humanos.

DISCULPAS

En primer lugar, MIL DISCULPAS A TODOS.

Sí ya sé que durante prácticamente medio año no he escrito nada en este espacio. Pero como ya os he indicado en más de una ocasión, numerosos “compromisos” (laborales, educativos, sentimentales, etcétera) me han impedido regresar a este rincón.

Antes continuar con nuestras Leyendas, quisiera poneros al día de ciertas circunstancias acaecidas durante mi ausencia:

1º. Mi brujita y yo seguimos con nuestra relación.
2º. En este espacio de tiempo transcurrido ambos hemos cumplido años.
3º. Sigo con mi labor profesional radiofónica.
4º. Me he sumado –como tantos– a una red social (Facebook). He elegido esa como podría haberlo hecho con otra.
5º. A través de la misma he contactado con nuevos conocidos y nuevas conocidas con los que comparto una –cruzo los dedos– sincera complicidad. Gracias a una de ellas, este blog ha sido re-diseñado. Podéis ver que ahora el blog dispone de reloj, contador de visitas, un ipod (con música que de algún modo u otro, significa mucho para mí) A esta conocida la doy las gracias por re-diseñar el blog, así como el diseño de la imagen de “Gracias por tu visita” cuyo diseño la pertenece y que gentilmente ha cedido a este blog. (Sí, Chus me refiero a ti, jajajaja)

Bueno esperando que la espera no haya sido larga y con la esperanza de continuar compartiendo este rinconcito en la Red, os doy las gracias de antemano y deseoso de que os unáis a él y me hagáis llegar vuestros comentarios y vuestros propios relatos, leyendas,…

Por cierto, FELIZ AÑO!!


martes, 2 de febrero de 2010