miércoles, 21 de enero de 2009

EL CUENTO DE LA RANITA

Érase una vez una carrera de ranitas. El objetivo era alcanzar lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud de espectadores. Mucha gente para apoyar y gritar por ellas comenzó la competencia.

Pero como los espectadores no creían que las ranitas pudieran alcanzar lo alto de aquella torre, lo que más se oía era:"¡Que pena! ¡Estas ranitas no van ha lograr... no van a poder!".

Y las ranitas comenzaron a desistir. Pero había una que persistía y continuaba la subida en busca del logro. La multitud continuaba gritando:"¡Que pena! ¡No lo van ha conseguir... no van a poder!".

Y las ranitas estaban exactamente desistiendo, una por una... menos aquella ranita que continuaba tranquila, cada vez más segura.

Ya al final de la competencia, todos desistieron, menos ella...La curiosidad se apoderó de todos, querían saber lo que había ocurrido. Y cuando fueron a preguntar a la ranita como lo había conseguido, como logró hacer la prueba..., fue donde descubrieron...¡QUE ERA SORDA!

Moraleja: No permitas que personas con el mal hábito de ser negativas derrumben tus mejores y más sabias esperanzas de tu corazón!

Y RECUERDA SIEMPRE:"Hay poder en nuestras palabras y en todo lo que pensamos". Por lo tanto, procura siempre ser POSITIVO. Sé "SORDO" cuando alguien te dice que tu no puedes relizar tus sueños... Y piensa además que tu boca tiene el poder de la vida y de la muerte. Una palabra de aliento a alguien que está pasando por un mal momento, puede reanimarlo y ayudarlo a salir adelante.Una palabra destructiva puede ser lo único que se necesita para matarlo.

EL ORIGEN DE LAS FRESAS

El Gran Espíritu creó al hombre y a la mujer, les entregó la tierra con todas sus maravillas y pensó que se sentirían felices, vivirían en paz y fundarían una gran familia.

Pero no pasó mucho tiempo antes de que la pareja comenzara a reñir por cualquier cosa. La mujer gritaba al hombre y el hombre gritaba a la mujer.

Ninguno de los dos parecía hacer nada bien a los ojos del otro y eran tan amargos los reproches y tan duras las palabras que finalmente la mujer decidió abandonar al hombre.

Por un tiempo el hombre solo se sintió tranquilo pero pronto empezó a echar en falta a su compañera y se entristeció. El Creador le preguntó si le gustaría que la mujer volviera a su lado y el hombre dijo que nada deseaba más que eso y el Gran Espíritu prometió traerla de vuelta.

La mujer salía todos los días a recoger frutas y bayas con que alimentarse y el Creador hizo que nacieran en su camino arbustos colmados de arándanos pero la mujer ni los miró. Luego, llenó la ribera del arroyo de zarzas de las que pendían grandes y dulces moras pero tampoco la mujer se sintió interesada.

Más tarde fueron las frambuesas y muchas más frutas silvestres pero ella no hacía ningún caso, hasta que el Creador hizo aparecer las fresas. La mujer vio una gran mata plagada de frutos rojos y brillantes y quiso probarlos. Se agachó, recogió unos pocos y los comió con deleite.

Eran tan dulces y frescos, tan suave su sabor que la mujer pensó; "Al hombre le gustaría mucho comer estas frutas", y llenando el cestillo que traía consigo volvió al lado de su pareja para ofrecérselas y disfrutarlas en su compañía.

Así fue como las fresas se originaron y como el Creador logró que hombre y
mujer volvieran a estar juntos.