viernes, 16 de enero de 2009

EL HOMBRE QUE RECIBIÓ TRES CONSEJOS

Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de un pueblecito del interior.

Un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa: "Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida mas cómoda y digna. No se cuanto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa, que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mi, pues yo te seré fiel a ti."

Así, siendo joven aún, caminó muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó hasta la casa principal, ofreciéndose para trabajar y tras una breve charla con el patrón, fue aceptado, para vivir allí.

Antes de comenzar su jornada hizo un trato con su jefe, el cual fue aceptado igualmente.

Dicho pacto fue el siguiente: "Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero recibir mi salario.

Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hasta el día en que me vaya. El día que yo salga. Usted me dará el dinero que yo haya ganado." Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acerco a su patrón y le dijo: "Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa". El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien? Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta."

El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: "QUIERO LOS TRES CONSEJOS" El patrón le recordó: "Si te doy los consejos, no te doy el dinero". Y el empleado respondió: "Quiero los consejos".

El patrón entonces le aconsejo:


1. "NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MÁS CORTOS Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA.

2. “NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL.

3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE.

Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así: "Aquí tienes tres panes, dos para comer durante en viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa".

El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba. Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludó y le preguntó: "¿Para dónde vas?" El le respondió: "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera". La persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días". El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo,
"Nunca tomes atajos en tu vida. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida"

Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal. Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada. Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer malencarada le abrió la puerta y lo atendió.


Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador. Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo:
"Nunca seas curioso de aquello que represente el mal, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal".

Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El dueño de la posada de le preguntó: ¿Y no sintió curiosidad? El le contestó que no. A lo que el dueño les respondió: Usted ha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.


El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa. Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, caminó y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía en sus piernas a un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. "Nunca tomes decisiones en momentos de odio y dolor, pues puedes arrepentirte demasiado tarde"

Entonces se paró y reflexionó, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer, ya con la cabeza fría, él se dijo: "No, no voy a matar a mi esposa. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta."

Solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella."

Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Segundo más tarde, la esposa le abrió la puerta y lo reconoció. Colgándose de su cuello y lo abrazó afectuosamente. El trató de quitársela de encima, pero no lo consiguió. Entonces con lágrimas en los ojos le dice: "Yo te fui fiel y tú me traicionaste. Ella espantada le respondió: "¿Cómo? Yo nunca te traicioné, te esperé durante veinte años. El entonces le preguntó: ¿"Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde? Y ella le contestó: "Aque hombre es nuestro hijo". Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. A día de hoy, él tiene veinte años.

Entonces el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposa preparaba la cena.

Una vez dispuesta aquella, se sentaron a comer el último pan, juntos.

Después de una oración de agradecimiento y con lagrimas de emoción, partió el pan y al abrirlo, en una bolsa, se encontró todo su dinero. El pago de sus veinte años de dedicación.